Durante el proceso, es posible experimentar contracciones uterinas, sangrado intenso (diferente a la menstruación), coágulos, y, en algunos casos, síntomas como fiebre, escalofríos, deshidratación, náuseas y diarrea.
No todas las mujeres experimentan todos estos síntomas, y se mencionan para que estés consciente de lo que podrías sentir durante el tratamiento.
Recuerda que a medida que avanzan las semanas de gestación, aumentan los riesgos y complicaciones. Por lo tanto, es recomendable realizar el tratamiento tan pronto como sea posible una vez que se confirma el embarazo, para evitar riesgos innecesarios para tu salud
Después de completar el tratamiento, es importante hacer una ecografía. Esto nos ayuda a entender tu situación después del aborto. La ecografía permite verificar si quedan restos del embrión o feto, detectar infecciones y determinar si es necesario un procedimiento adicional llamado legrado (raspaje).
Además, la ecografía te guiará sobre el uso de métodos anticonceptivos y cuándo empezar a tomarlos. Recuerda que ningún tratamiento es 100% efectivo, pero la ecografía es una herramienta clave para asegurarnos de tu salud y bienestar después del procedimiento.